Las
ciencias económica han pasado a percibirse como una disciplina que poco a poco ha
sabido madurar y avanzar desde el punto de vista científico y reflexivo como un
largo proceso de debate, discusión e interpretación de autores, conocimientos,
propuestas y una diversidad de perspectivas y tradiciones de investigación, que
lejos de debilitarla han servido de medio idóneo de discusión y avance de un
verdadero espíritu y tradición científica de la política.
Ciertamente, haciendo un ejercicio de autocrítica alrededor de lo que han sido
estos últimos años de desarrollo de la economía, tendríamos que admitir que
"el aporte de nuestra disciplina, como ciencia del poder, sigue siendo
modesto –no hay lugar en la misma para las pretensiones cientificistas. Ello
nos debe invitar a la prudencia y, por qué no, a la humildad. Pero ocurre que
esto no es privativo de la politología, sino que también afecta a las demás
ciencias sociales, más antiguas y "consolidadas" como saberes
profesionales.
En estas últimas dos décadas se ha escrito mucho alrededor de ladistinción funcional, teórica y
metodológica de las diversas ciencias sociales; más aún, se llegó a
recalcar la necesidad de contar con disciplinas no sólo autónomas, sino
marcadamente diferenciadas y parceladas desde el punto de vista metodológico y
teórico.
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